Festival Internacional de la Cultura de Boyacá 2025: un mes de locura artística y magia campesina


Festival Internacional de la Cultura de Boyacá 2025: un mes de locura artística y magia campesina

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bailarinas

Imagina un lugar donde cada esquina huele a pan de maíz recién horneado, donde los balcones coloniales parecen guardar secretos de siglos y donde las montañas se convierten en telones naturales para espectáculos que desafían la rutina.

Ese lugar existe, y en octubre de 2025 será el epicentro de un terremoto cultural: el LII Festival Internacional de la Cultura de Boyacá, que se tomará Tunja y varios municipios del departamento del 2 de octubre al 2 de noviembre.

Sí, leíste bien: ¡un mes entero de cultura desbordada! Música, danza, muralismo, narración oral, literatura, ferias campesinas, gastronomía, y un aire de fiesta que hará vibrar hasta las piedras más antiguas de la Plaza de Bolívar.

Este año, el festival se atreve a ir más allá y se declara abiertamente campesino, porque su tema central es la vida rural, la identidad agrícola y el alma que alimenta a Colombia desde sus campos.


Un festival que no cabe en un solo escenario

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A diferencia de otros eventos culturales que se concentran en un teatro o una feria, el Festival Internacional de la Cultura se desparrama como un río caudaloso.

Las calles de Tunja se llenan de colores, pero no se queda ahí: municipios como Villa de Leyva, Duitama, Sogamoso y pueblos escondidos entre montañas también reciben conciertos, exposiciones y encuentros.

No hay límites: desde recitales en bibliotecas hasta murales en fachadas, desde ferias de productos campesinos hasta conciertos masivos de salsa, rock y carranga.

Es como si el departamento entero respirara al mismo ritmo: el de la cultura viva.


¿Qué hace único a este festival?

disfraces
Desfile Inaugural 46 FIC

Podríamos decir que es uno de los festivales culturales más antiguos de Colombia, que nació en 1973 y lleva más de medio siglo reinventándose.

Pero lo que lo hace realmente único es su capacidad de fusionar lo académico, lo popular y lo artístico en un mismo espacio.

Aquí es posible escuchar a un poeta premiado en una mañana de café, y horas después bailar hasta el amanecer con una orquesta campesina que rescata sonidos olvidados.

Y este 2025 la apuesta es todavía más intrigante: el festival se centra en el campo.

Eso significa que no solo veremos a artistas de renombre, sino también a campesinos convertidos en protagonistas, compartiendo sus saberes, sus productos y sus tradiciones.

Habrá ferias donde el maíz, la papa y el café serán tan importantes como las guitarras, los pinceles y los libros.


Los imperdibles de la edición 2025

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  • Música sin fronteras: conciertos que mezclan la carranga boyacense con la salsa, el rock y el jazz. Se espera la presencia de delegaciones internacionales, pero el corazón será local: Yuri Buenaventura podría sonar junto a una banda campesina de Ramiriquí, y el resultado será pura magia.
  • Cosecharte: una feria campesina que no es cualquier feria. Aquí podrás probar desde cuajada con melao hasta cervezas artesanales hechas en veredas de Boyacá, mientras los artesanos te cuentan cómo trabajan la lana o la madera.
  • Muralismo y artes visuales: artistas nacionales e internacionales pintarán murales gigantes que transformarán las fachadas en galerías al aire libre.
  • Narración oral y cuentería: los abuelos boyacenses se subirán al escenario para contar historias que parecen inventadas… pero que son reales.
  • Literatura en diálogo: encuentros con escritores, lanzamientos de libros y recitales poéticos que harán que hasta los más incrédulos se enamoren de la palabra.

La atmósfera: magia que no se explica, se vive

Lo verdaderamente intrigante de este festival es su atmósfera.

No importa si estás en un concierto multitudinario o en una tertulia con diez personas: siempre hay una sensación de estar en un lugar donde lo cotidiano se convierte en extraordinario.

En Tunja, las noches frías se calientan con música que sale de cada esquina. En Villa de Leyva, las calles empedradas se convierten en pasarelas de arte.

En los pueblos más pequeños, los campesinos reciben visitantes como si fueran familia, ofreciendo arepas, guarapo y la hospitalidad que solo se entiende cuando la vives.

Y todo esto ocurre bajo el telón de fondo de los paisajes boyacenses: montañas infinitas, páramos misteriosos y valles que parecen sacados de una novela mágica.


Impacto más allá del arte

carroza
tunja

El Festival Internacional de la Cultura no es solo entretenimiento.

Es un motor de identidad y un acto político en el mejor sentido: poner al campesino en el centro de la conversación cultural.

Mientras en muchas partes del mundo lo rural se invisibiliza, Boyacá decide hacer lo contrario: celebrar sus raíces, honrar a quienes cultivan la tierra y recordar que sin campo no hay ciudad, ni cultura, ni futuro.

Además, es un impulso económico y turístico de gran escala: hoteles llenos, restaurantes a reventar, carreteras vibrando con visitantes que llegan de todo el país y del mundo.


Consejos para no perderte nada

presentacion
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  1. Planea con tiempo: un mes de festival puede parecer mucho, pero las actividades se cruzan. Elige tus favoritas.
  2. Alquila un carro: si quieres moverte entre Tunja, Villa de Leyva, Duitama y otros municipios, tener movilidad propia será tu mejor aliado.
  3. Empaca ropa para todo: chaquetas para las noches frías de Tunja, ropa ligera para los días soleados de Villa de Leyva, y zapatos cómodos para caminar.
  4. Atrévete a lo inesperado: algunos de los mejores momentos del festival no están en la programación oficial. Puede ser un grupo tocando en una plaza o una charla improvisada en una cafetería.
  5. Conecta con la gente local: ellos son los verdaderos guardianes de la experiencia.

¿Por qué no deberías perdértelo?

Porque es demasiado: demasiado largo, demasiado diverso, demasiado emocionante.

Un festival que dura un mes no se explica con lógica.

Es como si Boyacá hubiera decidido estirar el tiempo para darnos la oportunidad de vivir algo que pocas veces ocurre: la fusión total entre arte, tradición y vida cotidiana.

Y porque más allá de la música, los murales y los poemas, este festival es un viaje al corazón del campo colombiano, un recordatorio de que las raíces son tan importantes como las alas.


El Festival Internacional de la Cultura de Boyacá 2025 no es un simple evento: es un hechizo colectivo.

Es la oportunidad de perderte en pueblos que parecen congelados en el tiempo y encontrarte con el futuro de la cultura colombiana en cada canción, cada cuento, cada plato campesino.

Si vas, prepárate: no volverás siendo el mismo.

Y si no vas… bueno, siempre quedará la duda intrigante de qué habrías descubierto en un mes donde todo Boyacá se convierte en escenario.

¿Estás listo para vivirlo o te lo vas a perder?

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